Querido jefe: Siempre estoy oyendo que la policía me ha atrapado pero aún no se librarán de mí. Me río cuando ponen una cara tan inteligente y dicen que están en la buena pista. Ese chiste sobre Mandil del Cuero me hizo partir de risa. Voy por las putas y no pararé de destriparlas hasta que me echen el guante. El último trabajo fue grandioso. No le di tiempo de gritar a la señora. Cómo van a atraparme ahora. Me encanta mi trabajo y quiero volver a empezar. Pronto tendrá noticias de mi divertidos jueguecitos. En el último trabajo recogí un poco de sustancia roja en una botella de cerveza de jengibre para escribir con ella pero se puso espesa como la cola y no puedo usarla. La tinta roja es bastante adecuada espero, ja, ja. El próximo trabajo que haga le cortaré las orejas a la señora y se las mandaré a los oficiales de la policía solo por guasa qué le parece. Guárdese esta carta hasta que haga otro trabajito y entonces publíquela tal cual. Mi cuchillo es tan bonito y afilado que quiero ponerme a trabajar ahora mismo si se presenta la oportunidad. Buena suerte.
Suyo sinceramente,
Jack el Destripador P.D. No se moleste si le doy el nombre profesional. |
Corría el año 1888. En plena vorágine del colonianismo europeo, el Imperio Británico extendía sus dominios hasta los más remotos confines del planeta: la India, Malasia, Australia, Nueva Zelanda, Costa de Oro. Los caballeros británicos predicaban orgullosos los dones de su tan avanzada civilización, mientras que, al ritmo del God save the Queen, cometian el rutinario expolio que, más tarde o más temprano, acababa alimentando las colecciones del British Museum.
En el East End londinense, lejos de la gloria y el esplendor, pero a tan solo unos pocos kilmétros del Buckingham Palace y la emperatriz Victoria, la realidad es más cruel. En el decadente barrio de Whitechapel, el desemplo y los bajos salarios han llevado a sus habitantes a la pobreza, la mendicidad y la prostitución. La vecindad está sembrada de callejones oscuros llenos de basura y sucios patios traseros, impregnados por el olor de la putrefacción, el moho y el orín. Las calles llenas de gente violenta y desesperada.
Fue en este escenario en el que tuvieron lugar los crímenes de Jack el Destripador, nombre que le dio la prensa a raiz de unas cartas enviadas a la policía, uno de los más célebres asesinos de todos los tiempos. Adentrémonos en su historia...
La leyenda
Jack el Destripador no ha sido ni el primero ni el más sangriento de los asesinos conocidos. Por poner solo un ejemplo, los cinco asesinatos que en la actualidad se le atribuyen no son nada comparados con los más de seiscientos que cometió Elizabeth Bathory, que es anterior a él en más de dos siglos.
¿Cual es entonces la razón por la cual la leyenda de este célebre asesino no solo se ha mantenido, sino acrecentado durante más de un centenar de años? Pueden existir varias causas. La primera de ellas, es que fue quizás uno de los primeros asesinos en serie con los que se tuvo que enfrentar la incipiente ciencia criminóloga de la época.
La segunda de las razones es la gran popularidad que alcanzó gracias a los periódicos. Ciertamente, el tratamiento que dio la prensa a los crímenes de Jack el Destripador, con detallados informes anatómicos sobre las mutilaciones cometidas, pueden considerarse como el primer caso de sensacionalismo periodístico.
Por último, quizás la más poderosa de las razones, es que, aun hoy, la figura de Jack el Destripador está inmersa en el misterio. Aunque existen algunos sospechosos (que más adelante repasaremos), no se ha conseguido todavía (y quizás nunca podamos) encontrar una prueba irrefutable de quien fue este asesino, ni de que motivos le impulsaban a actuar con tal ferozidad. Los infalibles detectivas de Scotland Yard nunca pudieron atraparle.
Los hechos
Los crímenes de Jack el Destripador ocurrieron en Whitechapel, Londres, entre el 31 de Agosto y el 9 de Noviembre de 1888. Los cinco asesinatos fueron todo ellos de prostitutas. La prostitución, en aquella zona y aquella época, superaba el millar de meretrices, y el asesinato no era hecho insólito.
El asesino operaba por las noches. Sin duda haciéndose pasar por un cliente, atraía a sus víctimas, las llevaba a algún lugar tranquilo, lejos de la proximidad de testigos y allí las matabas. Hoy en día, se acepta que el método que utilizaba era el estrangulamiento, aunque esto no está claro, debido a que las horribles mutilaciones a la que sometía los cadáveres dificultaron los intentos de determinar la causa de la muerte.
Tras las dos primeras muertes, de Polly Nicholls y Annie Chapman, los crímenes alcanzaron el climax la madrugada del 29 al 30 de Septiembre, cuando Jack cometió dos de sus asesinatos. Antes de que pudiera ensañarse con el cadaver de Elizabeth Stride, el Destripador fue sorprendido por un viandante. Fue la ocasión en la que nadie pudo estar más cerca de atrapar al asesino. Mientras la zona empezaba a llenarse de policias en cuestión de minutos, el Destripador, probablemente ardiendo de frustación con la interrupción, ya buscaba una nueva víctima, en el barrio de la City, donde pudo acabar, sin molestias, con la vida de Catharine Eddowes.
Pero el más salvaje de los crímenes fue el último de los asesinatos. La pelirroja Mary Jane Kelly, a diferencia de las demás víctimas, era una mujer joven y atractiva. El Destripador pudo trabajar a placer, y cuando hubo terminado, apenas quedaba nada reconocible. Los organos internos de ella aparecieron repartidos por toda la habitación.
Hoy en día, es fácil comprender que los crímenes del Destripador tenían un marcado motivo sexual. Todas las asesinadas eran prostitutas y, en los comunicados a la policia, el asesino no oculta el odio que siente hacia ellas. Es posible que el asesino arrastrara algún trauma o patología de tipo psicológico, que le impulsara a obras de esa manera. En aquella época, donde la ciencia psiquiátrica apenas había empezado a desarrollarse, era díficil comprender el tipo de motivaciones que a menudo impulsan a los asesinos en serie.
Los casos de Jack el Destripador trayeron de cabeza a la policia londinense. Frederick George Abberline es el más conocido de los inspectores que se encargaron de la investigación. El Destripador desafió a la policia en varias ocasiones: dejaba mensajes en la escena del crimen, incluso les enviaba cartas. Sin embargo, jamás se logró descrubir quien era el asesino. Probablemente, ni el contemporaneo detective de ficción Sherlock Homes hubiera podido.
Las víctimas
Ni siquiera en este asunto hay claridad. Originalmente (hasta 1950) se asumía que las víctimas habían sido siete. Sin embargo, hoy en día, las muertes de Emma Smith (en abril de 1888) y Martha Tabram (en agosto de ese mismo año), no se atribuyen al Destripador.
Mary "Polly" Nicholls |
Annie Chapman |
Elizabeth Stride |
Catharine Eddowes |
Mary Jane Kelly |
Los sospechosos
Nunca se supo quien era Jack el Destripador. Sin embargo, investigaciones de la época y más actuales, han sugerido los siguientes sujetos.
- Montague John Druitt. Hijo de un cirujano, se le encontró ahogado en el rio Támesis con los bolsillos llenos de piedras, poco después de la muerte de Mary Jane Kelly. Se sospecha de él que era un demente sexual.
- Aaron Kosminski. Un emigrante polaco, conocido por su odio a las mujeres, en particular prostitutas. Fue encarcelado en el asilo para lunáticos de Colney Hatch en 1891.
- Michael Ostrog. Ratero y timador de origen ruso. Solía mostrarse cruel con las mujeres, y poseía instrumentos quirúrgicos, como bisturís y escalpelos. Internado en un asilo entre 1889 y 1893.
- John Pizer. Apodado "Mandil de Cuero". Un zapatero al que se había visto discutiendo con Annie Chapman en Hanbury St.
- George Chapman. Colgado en 1903 por envenenar a tres esposas.
- Dr Francis Tumblery. De origen americano, fue detenido pero escapó y regreso a su país, donde una serie de asesinatos como los del Destripador tuvieron lugar.
- Principe Alberto Victor, duque de Clarence.
- Sir Willian Gull. Medico de la reina Victoria.
El Diario de Jack el Destripador
Cada pocos años, la aparición de nuevos documentos, la declasificación de informes oficiales o nuevas investigaciones arrojan nueva luz sobre el caso de Jack el Destripador. Recientemente, apareció un documento, que por su relevancia ha conmocionado a todos los investigadores interesados en el tema.
El documento en cuestión no es, ni más ni menos, que un diario supuestamente escrito del puño y letra de Jack el Destripador, donde da testimonio de los crímenes cometidos, sus sentimientos y sus motivaciones a la hora de cometerlos.
Este diario ha sido cuestionado por parte de los estudiosos en el tema, y su publicación ha estado envuelta en la polémica. La aparición de este diario es también misteriosa: Mike Barret, de Liverpool, lo mostró a una editorial londinense en 1992. Él a su vez lo obtuvo de su amigo, Tony Deveraux, el cual murió poco después, sin revelarle cual era el origen del diario.
El diario señala a James Maybrick como autor de los crímenes. Maybrick fue un respetado comerciante de algodón de Liverpool, con un terrible secreto, si realmente él fue Jack el Destripador. Es muy probable que su adicción a las drogas, entre ellas el arsénico, acabaran matándolo, a finales del 1888, aunque su esposa Florie fue acusada de envenenarlo. En la época, el asunto causó un gran revuelo en la prensa.
El diario arroja datos sorprentes. En primer lugar, señala al menos dos víctimas más, una antes de Polly Nichols y otra tras Mary Jane Kelly, ambas en Manchester. Lo sorprendente es que no haya noticias de estos dos crímenes, tal vez porque sus expedientes se hayan perdido.
El diario además, señala que la causa de los crímenes de Maybrick era la infidelidad de su mujer. El odio que sentía por ella lo descargaba en las prostitutas que asesinaba y mutilaba cruelmente. Es probable que su adición al arsénico acrecentara su trastorno mental.
Trascendencia
La figura de Jack el Destripador ha inspirado a infinidad de gente. Desde novelas de ínfima calidad, hasta eruditos estudios criminológicos, pasando por varias producciones cinematográficas. Incluso se le ha dedicado espacio en museo temáticos del terror, como en el London Dungeon.
En la ambientación para Ravenloft, el dominio de Zherisia está inspirado en Whitechapel. El módulo La hora del cuchillo está inspirado en los crímines del Destripador.
Sin duda, la leyenda de Jack el Destripador seguirá aterrorizando a las generaciones venideras, y puede que nunca sepamos quien fue realmente.